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"¡Ah!"

Cuando nuestras en relaciones sexuales tenemos la obligación de ser cojonudos...
Cuando estamos obligados a dar placer, a hacer del sexo una performance...
Cuando nos concentramos en no corrernos...
Cuando ya nos corrimos pero continuamos teniendo sexo porque fingimos no corrernos...
Cuando vemos nuestros cuerpos desnudos y no podemos evitar criticarnos...
Cuando ponernos un preservativo es tan sencillo como quitarnos un brazo ortopédico frente al otro...
Cuando se monta el pollo de "con qué me limpio" y te obsequian una cara de asco...
Cuando no has sentido nada (bueno)...
Cuando aquella fantasía, en la realidad, resultó ser decepcionante (y cuando no, siniestra)...
Cuando el cuerpo del otro a tu lado profundiza tu sensación de soledad en la noche...
Cuando miras al otro vestirse y esperas que te devuelva la mirada (y se la lleva)...
Cuando apuntas el teléfono en el móvil ya con la chaqueta puesta...
Cuando el olor del otro se te impregna en el cuerpo y te acompaña en tu sensación de abandono...
Cuando has follado tanto, tantas veces, en una sola noche que no puedes evitar arrepentirte...
Cuando descubres que el otro tampoco sintió nada pero pretende negarlo con una sonrisa...
Cuando la presión, la negación, el rechazo, la vulgaridad, la cotidianidad, la soledad, la necesidad son más fuertes que el placer del sexo...
... y nos negamos a preguntarnos qué nos pasa.

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