Volvimos del mercado y tenemos todo a punto para preparar la cena. Nuestro invitado está a punto de llegar. Las almohadas mullidas y las sábanas limpias, tendidas, le ofrecen un lugar acogedor para descansar. Luego de compartir la comida y la bebida, haremos gala como anfitriones de buenas maneras y acompañaremos el postre con buena conversación. Nuestro invitado suele ser un viajero desconocido, pero nuestro objetivo no es otro que hacerlo sentir cómodo y en casa por una noche. Así celebramos uno de los plenilunios más hogareños: Hestia, la diosa del hogar. Y compartimos con ella o con él, lo afortunados que somos de haber construido uno. Según dicen, un dodecateísta puede ser ambicioso y competidor, pero no puede ser un mal anfitrión. Saber dar refugio a quien lo necesita es uno de los pocos preceptos que un helenista ha de cumplir a rajatabla. La despedida de nuestro invitado debe llenarlo/la de deseos de no irse. El hogar y Hestia se visten de gala y pulcritu
Este 16 de mayo tenemos un eclipse en España que vale la pena ver. Esa noche dará comienzo el mes lunar de la diosa del hogar, Hestia . Entremos de José Pedroni Esta es nuestra casa. Entremos. Para ti la hice como un libro nuevo, mirando, mirando, como la hace el hornero, tuya es esta puerta; tuyo este antepecho, y tuyo este patio con su limonero. Tuya esta solana donde en el invierno pensará en tus párpados tu adormecimiento. Tuyo este emparrado que al ligero viento moverá sus sombras sobre tu silencio. Tuyo este hogar hondo que reclama el leño para alzarte en humo, para amarte en fuego. Tuya esta escalera por la cual, sin término, subirás mi nombre, bajaré mis versos. Y tuya esta alcoba de callado techo, donde, siempre novios, nos encontraremos. Esta es nuestra casa. ¡Hazme el primer fuego!