martes

Eclipse de madrugada

Este 24 de octubre tenemos un eclipse en España que vale la pena ver. Esa noche dará comienzo el mes lunar de la diosa del hogar, Hestia

Entremos de José Pedroni

Esta es nuestra casa.
Entremos.
Para ti la hice
como un libro nuevo,
mirando, mirando,
como la hace el hornero,

tuya es esta puerta;
tuyo este antepecho,
y tuyo este patio
con su limonero.

Tuya esta solana
donde en el invierno
pensará en tus párpados
tu adormecimiento.

Tuyo este emparrado
que al ligero viento
moverá sus sombras
sobre tu silencio.

Tuyo este hogar hondo
que reclama el leño
para alzarte en humo,
para amarte en fuego.

Tuya esta escalera
por la cual, sin término,
subirás mi nombre,
bajaré mis versos.

Y tuya esta alcoba
de callado techo,
donde, siempre novios,
nos encontraremos.

Esta es nuestra casa.
¡Hazme el primer fuego!



sábado

Disparos de Orión

Pocas constelaciones son tan fácilmente reconocibles como la del gigante Orión. Las "tres estrellas" que forman su cinturón son reconocidas en los dos hemisferios y han generado incógnitas milenarias. Hay quien piensa que inspiraron la disposición de las pirámides de Guiza.

El gigante persigue eternamente a las hijas del titán Atlas, las Pléyades sobre la bóveda azul. Las Pléyades son uno de los conjuntos más hermosos de ver en una noche clara. Guiadores de navíos, las siete hermanas asemejan a un grupo de palomas que sobrevuelan caóticamente las casas en una tarde primaveral. Dicen que la séptima hermana, Marope, no brilla tanto porque aún siente vergüenza de haberse enamorado de un mortal.

Acosando a las siete hermanas, el brutal Orión sirvió, en otros tiempos, a la comitiva de Artemis. 
El gigante alza peligrosamente el arma que empuña y acompañado de sus dos perros -Canis Mayor y Menor- se alza al combate.

Estemos atentos porque esta semana de octubre ocurrirá el fenómeno de las Oriónidas. Del 21 al 22 de este mes, más de 15 meteoros por hora saldrán disparados de los brazos del gigante. Es un espectáculo sin igual, una demostración del poder incansable que irradia del gigante.


Pianepsias

Las Pianepsias han llegado y despedimos la fuerza del sol, los rayos de Apolo parecen desvanecerse. El banquete de mediodía es sencillo: patatas, judías, guisantes y huevo, todo hervido junto con hojas de laurel. El laurel es la planta que representa al dios sol por excelencia.

Luego, bajo la luz del sol en un punto alto de la ciudad, armaremos el eiresione - εἰρεσιώνη. Es una rama de laurel atada con lana pura de color blanco, delicadamente envuelta. La ofrenda es concebida como una muestra de agradecimiento por los favores recibidos durante todo el año.

El eiresione se coloca sobre el dintel de la puerta principal de la casa. Se espera que el amuleto sirva de bendición y protección del hogar. Ha de permanecer intacto durante meses, como un vigía perpetuo de nuestra seguridad.

El eiresione es un elemento distintivo que salta a la vista al entrar en la vivienda de un dodecateísta. Para algunos solo es una rama de laurel, para otros la esperanza de alejar los corazones oscuros de nuestros hogares. Roguemos a Apolo un año solar de paz, plenitud y estabilidad a la vez que le agradecemos los favores recibidos.

Ares


Cuando hablamos de deidades solemos equiparar a los dioses con las fuerzas naturales. Al menos esa es la esencia que el dodecateísmo rescata en el siglo XXI. 
Sin embargo, es evidente que veinte siglos atrás las cosas eran muy distintas. Los dioses también encarnaban distintos fenómenos vitales que forman parte de la vida misma. 

El dodecateísmo plantea que hay un conjunto de dioses que personifican emociones humanas. Los gemelos Fobos y Deimos representan dos emociones incontrolables: el terror y el horror. Muchas de estas personificaciones eran palpables durante episodios bélicos y forman parte del séquito de Ares: Proioxis -la persecución-, Palioxis -la fuga-, Homados -el tumulto ante la invasión- o Androktasie -la masacre-.

Resulta evidente la utilidad y presencia que estas representaciones podían tener en una época histórica inexorablemente violenta y fuertemente belicosa, la era de los combates cuerpo a cuerpo. Es sabido que la muerte fue un espectáculo durante muchos siglos y, lamentablemente, aún sigue siéndolo en algunos ámbitos.

Si trazamos un paralelismo con el hinduismo, es posible que el dodecateísmo, de no haber sido perseguido y extirpado de la mente consciente de las poblaciones mediterráneas, también hubiera vivido una revolución como la trazada por los upanishad y un marcado rechazo a la violencia.

Ares, sin ir más lejos, caería fuera del panteón por las calamidades que causa su reinado sobre la humanidad y la siniestra destrucción que representa la guerra. La caída de Ares no significaría que las fuerzas destructivas sean eliminadas del panteón, dado que las fiestas de Perséfone y Hékate, durante los primeros coletazos del invierno, nos llevan a esos campos.

Sin embargo alzar un templo a la destrucción del hombre por el hombre, el Homo homini lupus, no merece devoción, sino rechazo. Especialmente en estos días, podemos alzar un grito al cielo para que Ares tenga menos poder sobre la humanidad. Hesíodo, al hablar de Eris -la discordia- dice que Eris "fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor".
Aún contra toda evidencia, esperemos que Eris y Ares un día consideren saldada esa deuda después de las dos guerras mundiales del siglo XX y sus 72.000.000 de muertos.

viernes

Plenilunio de Afrodita


¿Crees que el amor es una fuerza natural? ¿Crees que tiene entidad propia? ¿Lo consideras un elemento vivo externo o interno?

Estas preguntas te orientan y definen tus creencias sobre Afrodita. Puede ser la noche más mágica del año o pasarla por alto por considerar que un producto de tu cerebro no puede ser una diosa. Si lo consideras así, evidentemente Atenea tampoco lo es, dado que nació del cerebro de Zeus.

Afrodita es la encarnación del amor pasional y el sexo. Tiene, como casi todos los Olímpicos, un largo currículo de amoríos y correrías pero destaquemos únicamente los elementos que esta fiesta civilitas.

En la noche de Afrodita, generalmente bastante lejana de la de Hécate, es de rigor pasar la noche con alguien con quien sientas esa chispa pasional. 

Afrodita, de αφρός, espuma en griego, representa esa emotividad fugaz, fresca, intensa y maravillosa. Encantadora e imperecedera, la sensación pervive en nosotros como especie, pero dura nada en las manos de cada uno.

Cada poema de amor es un canto a la diosa, es fácil imagina mil rituales que puedan hacérsele, pero siguiendo a una característica casi desconocida de la diosa, a nosotros nos gusta uno. Cuando Héctor muere, Afrodita con su infinita piedad, “ungió el cadáver con un divino aceite de rosas para que Aquiles no lo lacerase al arrastrarlo”.
 
Es una noche para masajear los pies de tu amante con aceite de rosa mosqueta, asegurándote que las piedras del camino no le harán tanto daño.

jueves

Boedromias: la quema del eiresione


El eiresione ha cumplido su cometido después de hacer de vigía durante todo el año sobre el marco de la puerta principal de la casa. Es una rama de laurel envuelta en lana blanca ofrecida devotamente a Apolo. Hoy es el día en el que arde sobre resinas de incienso u opérculos de eucalipto. Son las Boedromias, las fiestas dedicadas a "El que socorre"; un momento en el que agradecemos la seguridad que hemos disfrutado en el hogar, la actitud pacífica de nuestros visitantes, la protección recibida.

El eiresione es parte esencial del ritual de las Pianepsias del 7 de octubre -nuestro noveno mes, sin embargo-, momento en el cual se confecciona. Es hoy cuando se destruye, lo cual articula el rito anual.

Quemarlo sólo requiere utilizar nuestro cuenco, posicionarlo sobre el altar y posicionarlo verticalmente con cuidado de no partirlo. Luego de un año, la ofrenda es frágil y quebradiza. El laurel que lo estructura se ha secado y arde fácilmente.

Como en todas las ofrendas que utilizan el fuego como elemento de purificación o consunción, Hefesto es juguetón y corretea fácilmente por cortinas y mobiliario por ello hemos de tener especial cuidado con que estos momentos la cosa no se nos desmadre.  

Un profundo agradecimiento a “el que socorre” nuestras necesidades.  

martes

Hermafrodito

Decíamos que la naturaleza de Hermes no está relacionada únicamente con los masculino, es también femenina. No se relaciona únicamente con lo físico, es también espiritual. Hermes no reconoce la dualidad con la que dividimos la realidad y ello se confirma en su prole: en Hermafrodito, en Príapo o en Pan.

Se le atribuyen deidades donde prepondera la genitalidad. El desconmensurado pene de Príapo lo hacía llamador de muchas puertas, relacionando la naturaleza de Hermes con la sexualidad. Ningún dios pudo ser secuestrado por una fuerza femenina como Hermafrodito y la voracidad sexual de Pan era demencial. 

Como muchos otros dioses cuya existencia y conocimiento se remontan a épocas arcaicas, Hermes se relaciona con la fertilidad. Pero cómo encarna estos atributos lo hacen distinto y distinguible del resto de los dioses, pues no renuncia a ser masculino y femenino, falo y vulva, todo en uno.
En palabras de Andrés Ortiz Osés (1986) "el dios griego Hermes, sucesor del egipcio Thot y predecesora del romano Mercurio, es el dios de la comunicación de los contrarios, el dios intérprete mediador entre el inframundo matriarcal femenino del que procede y el supramundo olímpico celeste al que accede. Precisamente por esta intermediación de los contrarios aparece simbólicamente como andrógino, bifronte, ambivalente, como el "higo" "higa" del poema de Lawrence, parece macho pero es también en su fondo hondo hembra".

Además de ser profundamente andrógino pertenece, también como ejemplar único del Olimpo, al mundo de los muertos y al mundo de los vivos. Por eso uno de sus hijos nos lleva a una de las puertas menos conocidas de los dioses griegos: Etálides y el misterio de la memoria de la reencarnación.  

viernes

Etálides: la puerta a Oriente

Cuenta Apolonio de Rodas que Hermes tuvo un hijo a quien le confió una vara de mágicos poderes: Etálides. Gracias a ella, por más que pisaba el Hades, las aguas de Lete no lo hacían olvidar y tenía, además de vivir estancias entre muertos y vivos, la maravillosa capacidad de recordar imperecederamente cada momento… y cada vida.

Etálides es, para el Helenismo, una puerta a la reencarnación. Pues es el único que, siendo mortal, recordaba cada muerte y cada vida como una sucesión. 


No es la única puerta que mira a Oriente. Recordemos que Dionisio pasa un período de su transformación en la India lo suficientemente extenso como para ser considerado un “dios extranjero” para el panteonismo, pero no sobrevive una evidencia firme que permita reconocer en Él el culto de Oriente.


Etálides sí que, en cambio, nos lleva al Este. Si pensamos en la triología Zeus-Poseidón-Hades, el mundo se dividió en tres dominios claros: el cielo, el inframundo y el mar. En un mismo período histórico el Rigveda postulaba a Indra-Agni-Soma como dioses del cielo, el fuego y la luna respectivamente.


El budismo también discurre con cierto paralelismo al panteísmo griego. Esta conexión no es arbitraria ni imaginada, el grecobudismo fue un producto histórico de ocho siglos de vida y se extendió por extensas zonas de Asia central. 


Evidentemente, el hinduismo traza similitudes extraordinarias -sobre todo antes de ser abrazado por la corriente Upanishad- con el Helenismo. La simbología de Zeus y la de Indra transcurren paralelas. Ambos son el Señor de los Cielos, ambos son representados por el águila, ambos beben un néctar que los fortalece, ambrosía o soma. Y, para volver al comienzo, ambos tienen como hijo a un mensajero Hermes/Sarma.


Lógicamente la religión comparada es mucho compleja y laboriosa de analizar que lo que estos párrafos pretenden, pero nuestra intención es únicamente anunciar una puerta de embarque de Hellás a Bhārat.


El hinduismo sufrió una enorme transformación filosófica con los Upanishads que probablemente el helenismo también hubiera alcanzado de haber sobrevivido lo suficiente como para adentrarse en la ahimsa -no violencia- de no haber sufrido un sometimiento militar tan basto por parte de sus vecinos.


Pero no ocurrió: el final del helenismo sentenciado por Constantino hasta su completa prohibición en manos de Justiniano, permanece bien documentado. El final lo trazó una cruz. Pero, como Etálides, siempre hay un nuevo comienzo.


Los orígenes de la religión que profesaría la Grecia clásica, nos conectan con Oriente.

La puerta del Analema




El sol no sale cada día por el mismo punto, ni se desplaza hasta la misma altura por el cielo. A  mediados de abril y a comienzos de septiembre sabemos que estamos abriendo dos puertas solares. Una hacia el ciclo largo que el sol dibuja en el cielo, como una lemniscata: el invierno y otra hacia el verano.

El dibujo que el sol traza sobre el cielo si lo contemplamos durante todo un año a una misma hora, es similar a un 8 apaisado. La explicación no es tan sencilla ni rudimentaria si la brinda un astrónomo, pero el efecto a entender es el mismo. 

Al cruzar esta puerta, a comienzos de septiembre, invertimos el reloj dodecateísta de arena: a partir de ahora, todas las fiestas son de despedida. En la primera de estas fiestas, despediremos a la fuerza de Apolo con las Boedromias y en la última, el retorno de Perséfone al Hades con las segundas Adonias.

La de hoy es una fiesta bisagra donde todo lo que -desde el equinoccio de primavera-, hemos estados sumando, comienza a restar.
Al final del camino nos aguarda el frío y gélido Enero, al final del calendario. Un mes sin fiestas religiosas -sin civilitas-, de rigurosa oscuridad.

Hoy comenzamos el camino hacia la muerte de la naturaleza. O más bien, su merecido descanso.

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Plegaria

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