"Edipo explica el enigma de la Esfinge" por Dominique Ingres (1808)
Biografía de Edipo
Edipo, hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas, es uno de los descendientes de la maldita Casa de Cadmo. Como su predecesores, su vida está marcada por un destino inexorable que intenta evitar sin éxito. Según el Oráculo de Delfos, desde muy joven supo que estaba predestinado a matar a su padre y casarse con su madre. Al conocer esta profecía, Layo manda matar al recién nacido, perforándole los pies y abandonándolo en el monte Citerón, èpico lugar donde perecieron sus tíos abuelos. Sin embargo, un pastor lo salva y lo entrega al rey de Corinto, Pólibo, quien lo cría como su propio hijo.
Ya adulto, Edipo escucha el mismo oráculo y, creyendo que Pólibo y Mérope son sus verdaderos padres, huye de Corinto para evitar su destino. En su camino, en un cruce de caminos, mata a un hombre por una disputa de paso, sin saber que se trata de su padre, Layo. Más adelante, llega a Tebas, que se halla bajo la amenaza de la Esfinge. Edipo resuelve su enigma, liberando a la ciudad, y es recompensado con el trono de Tebas y la mano de la reina viuda, Yocasta, su madre biológica.
A partir de ese momento, Edipo reina durante años sin saber la verdad. Sin embargo, cuando una peste asola Tebas, comienza a investigar su causa, lo que lo llevará a descubrir su verdadero origen y el cumplimiento fatal de la profecía. Al conocer la verdad, Yocasta se suicida y Edipo se arranca los ojos, condenándose al exilio y al vagabundeo, acompañado por su hija Antígona. Su vida se convierte en símbolo del enfrentamiento entre el hombre y el destino.
Personajes Principales
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Edipo: Rey de Tebas, conocido por su inteligencia y sentido de la justicia. Su tragedia personal es producto de la búsqueda obstinada de la verdad.
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Yocasta: Reina de Tebas, madre y esposa de Edipo. Representa la negación del destino y la resistencia a las verdades dolorosas.
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Creonte: Hermano de Yocasta y cuñado de Edipo. Actúa como intermediario político y racional dentro del caos.
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Tiresias: Adivino ciego que conoce la verdad desde el inicio, pero se resiste a revelarla por el dolor que conlleva.
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El Mensajero y el Pastor: Son figuras clave que revelan las verdades ocultas del pasado de Edipo.
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El Coro: Representa al pueblo de Tebas, que observa y reacciona ante los acontecimientos con temor, reverencia y conmiseración.
Resumen de "Edipo Rey"
La tragedia "Edipo Rey" fue representada por primera vez alrededor del 429 a.n.e. y es una de las piezas centrales del llamado ciclo tebano. La acción se sitúa en Tebas, que sufre una grave peste. Edipo, rey de la ciudad, promete encontrar la causa del mal y liberarla. Se le informa que la plaga es castigo divino por la impunidad del asesino del anterior rey, Layo.
Decidido a hallar al culpable, Edipo interroga al adivino Tiresias, quien le advierte que él mismo es el asesino que busca. Edipo, incrédulo y colérico, acusa a Tiresias y a Creonte de conspirar contra él. Sin embargo, a medida que nuevos testimonios se acumulan —el de un mensajero de Corinto, el de un pastor que salvó al niño expuesto—, Edipo se ve obligado a aceptar la verdad: mató a su padre y se casó con su madre, cumpliendo así la profecía que trató de evitar.
Yocasta, al descubrir la verdad, se suicida ahorcándose. Edipo, al entrar en la habitación y verla muerta, se saca los ojos con los broches de su vestido, en un acto de ceguera voluntaria que simboliza su caída desde el conocimiento y la soberbia hacia la humildad y el dolor. Finalmente, Edipo suplica a Creonte que lo destierre, cumpliendo así la maldición pronunciada por él mismo. Antes de ser apartado, pide despedirse de sus hijas, Antígona e Ismene, a quienes encomienda a Creonte. El exilio como ciego errante aún no comienza en esta obra, pero queda anunciado como su destino inevitable, marcando el inicio de su segunda tragedia: "Edipo en Colono".
Perspectiva filosófica posterior
"Edipo Rey" ha sido interpretado a lo largo de los siglos desde múltiples perspectivas filosóficas, psicológicas y existenciales.
Aristóteles, en su "Poética", considera a "Edipo Rey" el modelo perfecto de tragedia, por su estructura, su capacidad de generar compasión y temor, y su resolución mediante el reconocimiento -anagnórisis- y el giro inesperado -peripeteia-. El error trágico -hamartía- de Edipo no es moral sino epistemológico: actúa con justicia y razón, pero ignora la verdad sobre sí mismo. Su caída no es por maldad, sino por exceso de confianza en su capacidad racional.
Sigmund Freud reinterpretó la obra en clave psicoanalítica como base de su teoría del “Complejo de Edipo”. Según Freud, la atracción inconsciente del niño hacia el progenitor del sexo opuesto y la rivalidad con el del mismo sexo se representa simbólicamente en esta tragedia. Para él, Edipo no solo cumple una profecía externa, sino también un deseo reprimido universal en la infancia humana, convertido en tabú por la cultura.
Michel Foucault, en cambio, considera que la figura de Edipo representa el nacimiento de una subjetividad que se interroga a sí misma. Para Foucault, la tragedia marca un momento crucial en la historia de la verdad, donde la búsqueda del conocimiento conduce no al poder ni a la redención, sino a la ruina.
Edipo es también un símbolo del hombre moderno: alguien que busca la verdad con determinación, pero que, al encontrarla, descubre su propia fragilidad. La tragedia no reside solo en su culpa, sino en el hecho de que la verdad —aunque deseada— puede destruir.
Edipo en tres citas
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Tiresias: “Tú eres el hombre a quien buscas”.
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Edipo: “¡Oh luz del sol! ¡No habré de mirarte más después de esta hora!”
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Coro: “No llames feliz a ningún mortal hasta que haya pasado el umbral de su vida sin haber sufrido”.
Electra
Biografía de Electra
Electra es hija de Agamenón, rey de Micenas, y de Clitemnestra, miembro de la estirpe de Tántalo. Su biografía está marcada por la traición familiar, la espera y el deseo de justicia. Cuando su padre regresa a Micenas tras la guerra de Troya, es asesinado por Clitemnestra y su amante Egisto. Electra, aún joven, queda en manos de su madre y del nuevo tirano. Mientras su hermano Orestes es salvado y criado en secreto fuera del palacio, ella permanece en la ciudad, obligada a vivir en la humillación y la tristeza.
Electra se convierte así en símbolo de la fidelidad a la memoria del padre y del odio hacia la madre. Vive para esperar el regreso de Orestes y llevar a cabo la venganza. Su historia es la de una hija que, ante la corrupción del hogar, no claudica ni se resigna. En la versión de Sófocles, se la muestra como una figura constante, firme en su dolor y su deseo de justicia, sin caer en la locura ni la desesperación absoluta.
Su papel será clave en la ejecución de la venganza familiar, ayudando a su hermano a recuperar el trono y vengar el asesinato de Agamenón. Tras la muerte de Clitemnestra y Egisto, su destino queda abierto, aunque marcado para siempre por el ciclo de la sangre.
Personajes Principales
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Electra: Protagonista y motor moral de la acción. Representa la resistencia, la memoria del crimen y el deseo inquebrantable de justicia.
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Orestes: Hermano de Electra, criado en el exilio. Su retorno y acción vengadora lo vinculan al mandato del Oráculo, pero también a la duda y el tormento ético.
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Clitemnestra: Madre de Electra, asesina de Agamenón. Figura ambigua: culpable a ojos de sus hijos, pero también víctima de la violencia de su esposo.
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Egisto: Amante de Clitemnestra y nuevo soberano de Micenas. Arquetipo del usurpador cobarde.
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El Pedagogo: Fiel sirviente que crió a Orestes y lo guía en su retorno secreto.
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Crisótemis: Hermana de Electra, más sumisa y prudente. Su contraste con Electra subraya el valor de esta última.
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El Coro: Formado por mujeres micénicas, acompaña y comenta la tragedia con simpatía hacia Electra.
Resumen de "Electra"
La "Electra" de Sófocles fue representada probablemente entre 420 y 410 a.n.e., y narra el momento culminante de la venganza de los hijos de Agamenón. La obra comienza cuando Orestes regresa a Micenas acompañado por su pedagogo, dispuesto a cumplir el mandato del dios Apolo: vengar la muerte de su padre. Para ello, planea entrar en el palacio fingiendo su propia muerte.
Mientras tanto, Electra vive en una mezcla de duelo permanente y rebeldía activa. Lamenta la muerte de su padre, maldice a su madre y a Egisto, y reprocha a su hermana Crisótemis su pasividad. Su única esperanza es el regreso de Orestes, de quien no sabe nada desde hace años.
Cuando Orestes llega disfrazado y finge su muerte, Electra se derrumba. Al revelarle la verdad, la fuerza de Electra se convierte en impulso para la acción. Juntos, los hermanos planean la venganza. Orestes entra al palacio y mata primero a Egisto y luego a Clitemnestra. La obra termina con una mezcla de alivio, tensión y ambigüedad: la justicia ha sido restablecida, pero el crimen ha sido vengado con otro crimen. El ciclo de la sangre no se ha cerrado, sino que continúa, dejando abiertas las preguntas sobre el precio de la justicia.
Perspectiva filosófica posterior
"Electra" ha sido objeto de múltiples interpretaciones, especialmente en torno a la ética de la venganza, el papel de la mujer y la justicia como deber sagrado.
Desde el punto de vista aristotélico, la tragedia ofrece un modelo de anagnórisis muy potente: Electra reconoce a su hermano en una escena cargada de tensión emocional y simbólica. La obra destaca el conflicto entre la dikē -justicia- personal y el orden cívico, y plantea la cuestión de si el castigo violento puede o debe restablecer la armonía.
En la lectura existencialista, Electra representa una figura auténtica, en el sentido de Kierkegaard o Sartre: elige su dolor, no lo elude, y actúa pese al coste personal. No busca salvarse, sino cumplir un mandato interior que la trasciende. La libertad de Electra es radical, aunque también trágica.
Carl Gustav Jung, en el siglo XX, interpretó a Electra como símbolo del llamado “Complejo de Electra”, un paralelismo al complejo de Edipo pero en clave femenina. En esta lectura psicoanalítica, Electra representa el deseo inconsciente de la hija por el padre y la rivalidad con la madre, aunque en Sófocles no hay erotismo literal, sino lealtad ética y política.
Por último, en el análisis del derecho, la obediencia a los designios de Apolo y el principio justicia retributiva poco a poco será abandonado por una justicia que sabe que los daños morales no pueden repararse con más homicidios, sino que se profundizan. Un conocimiento basado en la deliberación y el juicio como el que hemos relatado en "La purificación de Orestes".
Electra en tres citas
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Electra: “Yo no cesaré de lamentar a mi padre, ni mientras viva ni mientras vea la luz del sol.”
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Orestes: “Hemos nacido para compartir la misma suerte, hermana.”
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Electra (al ver morir a Egisto): “Ahora, di con libertad todo lo que dijiste cuando creías que yo no tenía protector.”
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