Etra: madre de Teseo, hija de reyes y testigo del fin de su linaje
I. Biografía de la protagonista
Etra -Αἴθρα-, cuyo nombre significa "clara" o "brillante", fue princesa de Trecén, hija del rey Piteo, descendiente de Pélope. Figura silenciosa pero esencial en la genealogía real ateniense. Etra es madre de Teseo, el gran héroe de Atenas. Como hemos visto, su historia se entrelaza con una doble filiación. Ella tuvo un sueño enviado por Atenea, en el que se le indicaba que debía ir a la isla de Esferia para realizar un sacrificio sobre la tumba de Esfero. Obedeciendo la visión, Etra se dirigió allí sola. Fue en ese momento cuando Poseidón la sorprendió y se unió a ella. Este encuentro se interpreta en algunas fuentes como una forma de engaño divino, ya que Etra había abandonado el lecho de Egeo -con quien también había estado esa misma noche- para cumplir lo que creía una orden sagrada. A pesar de ello, Etra no es presentada en las fuentes como una mujer trágica, sino como un eje de transmisión genealógica entre linaje real, sangre divina y memoria heroica.
El relato más antiguo y detallado de su vida aparece en Plutarco, complementado por Ap. Apolodoro, quienes la introducen como instrumento de una unión mística. Inicialmente, su propio padre, Piteo, interpreta un mensaje críptico del oráculo délfico a Egeo como una exhortación a engendrar descendencia y, con astucia, hace que Egeo se acueste con Etra. Como esa misma noche, Etra se unirá también con Poseidón, algo que padre e hijo, Piteo y Egeo, ignoran, el fruto de su vientre es descendiente simultáneo de dos linajes: el real y el divino. Etra guarda este secreto hasta que Teseo pueda reivindicar su identidad.
II. Personajes principales vinculados a Etra
En el contexto real que rodea a Etra y su linaje, diversas figuras desempeñan papeles clave en los acontecimientos que moldean el destino familiar. Piteo, su padre, es recordado como un rey sabio y político sutil, responsable de la alianza con Egeo. Este último, rey de Atenas, desconoce en un principio la existencia de su hijo, lo que añade un matiz de misterio y conflicto al relato.
La figura divina de Poseidón también se entrelaza en el destino de Etra, ya que según versiones arcaicas, participa en el nacimiento de Teseo. Este hijo, héroe legendario, es reconocido como el fundador de la Atenas unificada y encarna los ideales de valentía y justicia.
Las mujeres cretenses Ariadna y Fedra, nueras de Etra, aportan una dimensión trágica al linaje, cada una marcada por destinos oscuros e intensos vínculos amorosos. Más adelante, Helena, cuya belleza y acciones desencadenan múltiples conflictos, precipita la desgracia final de Etra. Finalmente, los Dióscuros, Cástor y Pólux, capturan a Etra tras rescatar a su hermana Helena de Troya, cerrando el ciclo de dramas que envuelven a esta compleja genealogía.
III. Resumen de su vida
Tras la concepción de Teseo, Etra cría a su hijo en Trecén, sin revelar su paternidad hasta que este logra levantar la piedra bajo la cual Egeo había escondido una espada y unas sandalias. Cumplido el rito de paso, Teseo parte hacia Atenas. Desde ese momento, Etra permanece como una figura silenciosa, protectora del linaje y símbolo de discreción femenina. Sin embargo, su destino cambia décadas más tarde.
Cuando Teseo rapta a Helena -aún joven- con ayuda de su amigo Pirítoo, decide ocultarla en Trecén al cuidado de Etra. Sin embargo, los Dióscuros rescatan a su hermana y capturan a Etra, llevándola prisionera a Esparta. Según las fuentes, Etra fue entregada como esclava a Helenat, a quien serviría incluso después del rapto por París. En algunas versiones, Etra acompaña a Helena a Troya como su sirvienta personal. Tras la caída de Troya, los griegos liberan a Etra y la devuelven a Atenas, donde es recibida con honor por los nietos de Teseo.
Este arco narrativo convierte a Etra en una figura resistente, sufridora y redimida, desplazada de reina a sierva, pero también sobreviviente del colapso de su linaje. Su presencia articula las consecuencias tardías de los actos heroicos y muestra el peso del destino en la vida de las mujeres de los relatos antiguos.
IV. Perspectiva filosófica posterior
A diferencia de Fedra o Antígona, Etra no fue objeto de reelaboraciones filosóficas profundas en la tradición antigua. Sin embargo, su figura ha sido leída como símbolo del rol secundario pero estructurante de las mujeres en el relato griego. Etra es el núcleo del linaje de Teseo, así como Leda lo es del linaje de los espartanos. La filosofía posterior, especialmente en la tradición estoica y cristiana latina, retomó el motivo de la anciana digna que persevera en la virtud a pesar del infortunio.
En la "Tebaida" de Estacio, Etra es retratada como una esclava doliente, pero altiva, una figura de nobleza interior que no se doblega, lo que recuerda la dignidad de Hécuba. Su imagen también anticipa otras figuras de la literatura occidental: Penélope envejecida, la madre de los Macabeos, la madre de Graciano en Calderón, etc. La ausencia de dramatismo explícito en su historia no impidió que su destino evocara, en la literatura posterior, un tono elegíaco y maternal.
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