Barcelona, una ciudad que resplandece con la riqueza de su historia y la vibrante cultura contemporánea, alberga un tesoro oculto en sus calles y edificios: las figuras de Hermes. El dios que celebramos este mes lunar, conocido por ser el mensajero de los Olímpicos, el protector de los viajeros y el patrón del comercio, encuentra su lugar en la arquitectura y el arte de Barcelona, ofreciendo una fascinante mezcla de tradición clásica y modernidad.
I. El vínculo fundacional: Hermes y los orígenes de Barcelona
La presencia de Hermes en Barcelona no es casualidad. Se remonta a leyendas antiguas que vinculan al dios con la fundación de la ciudad. Según una de estas leyendas, Hermes, junto con su medio hermano Heracles, formó parte de la expedición de los Argonautas. Esta conexión con los viajes por mar está profundamente arraigada en la naturaleza del dios. El poeta Homero, en el "Himno Homérico a Hermes", lo invoca como aquel que "sobre las olas del mar estéril vaga veloz". Tras una tormenta, uno de sus barcos, la Barca Nona, llegó a lo que hoy es Barcelona. Este relato conecta a Hermes con la ciudad de una manera mistérica y perdurable, estableciéndolo como un patrono arcano de su puerto y sus travesías.
II. Hermes como símbolo de progreso y prosperidad
El auge del comercio y la industria en el siglo XIX convirtió a Hermes en un símbolo recurrente en la ciudad. Sus atributos divinos, documentados por autores como Hesíodo en "Los Trabajos y los Días", donde se le llama "Hermes, que a los hombres concede gracia y gloria", resonaron perfectamente con el espíritu de progreso industrial textil barcelonés. Su imagen comenzó a adornar fachadas, relojes y esculturas, representando el progreso y la prosperidad. La alegoría de Barcelona de Frederic Marès en la Plaça de Catalunya es una de las muchas representaciones del dios que se pueden encontrar en la ciudad, encarnando su papel como dador de riqueza.
III. Un mapa de representaciones: Hermes en Barcelona
Se dice que solo en la Plaza de Catalunya de Barcelona, se pueden encontrar 47 representaciones del dios Hermes. Esta plaza es un punto neurálgico de la ciudad, que conecta transporte y comercio como ningún otro, funciones sagradas para el dios a quien Pausanias, en su "Descripción de Grecia", describe como el que "vela por los intercambios en el ágora".
Las figuras de Hermes en Barcelona varían desde representaciones completas hasta detalles sutiles que adornan los edificios como talarias, caduceos, marsupias o liras. Algunas de las más notables incluyen:
- El reloj luminoso de la Vía Laietana: Muestra a Hermes con su característico casco alado, el pétaso, un atributo que lo identifica como el mensajero rápido como el viento.
- Los templetes del Edificio Pich i Pon: Donde Hermes se presenta como símbolo del comercio. Sufrió un derribo con una tormenta en el 2018.
- El conjunto escultórico del techo del edificio de la Junta de Obras del Puerto: Destaca la importancia de Hermes en la navegación y el comercio marítimo, roles para los que los antiguos marineros erigían hermas en los muelles para asegurar un viaje seguro.
- La Plaça del Portal de la Pau y el Arc de Triomf: Donde las estatuas de Hermes se erigen como guardianes de la ciudad, evocando las hermas que en la antigüedad marcaban los límites y protegían los caminos.
IV. La búsqueda de los cazadores de Hermes
Para aquellos interesados en descubrir estas figuras por sí mismos, existen grupos como los "Cazadores de Hermes de Barcelona", que se dedican a explorar y documentar las numerosas representaciones del dios dispersas por la ciudad. Su labor es un testimonio de la vitalidad continua del imaginario clásico, invitando a una peregrinación urbana que revela la capa divina entretejida en el tejido de la metrópoli.
La fascinación por Hermes en Barcelona es un testimonio de cómo el dodecateísmo puede entrelazarse con la identidad de una ciudad, enriqueciendo su patrimonio cultural y artístico. Cada figura de Hermes no es solo una obra de arte; es una ventana a la historia y la espiritualidad, un recordatorio de que las representaciones de las deidades aún pueden encontrarse en los rincones más inesperados de una metrópoli moderna. Son un llamado a reconocernos, a mirar más de cerca y a apreciar el imaginario que conforma la ciudad condal.
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