"Perseo de Cellini" de Benvenuto Cellini Loggia dei Lanzi, Piazza della Signoria, Firenze (1545-54)
Perseo, uno de los héroes griegos más renombrados, destaca por su origen divino, sus hazañas legendarias y su papel como fundador de una importante línea de gobernantes. Su nacimiento fue extraordinario: era hijo de Zeus y de Dánae, una princesa mortal. Esta unión entre lo divino y lo humano define la vida de Perseo y lo empuja a realizar grandes hazañas.
Su historia comienza con una profecía. El rey Acrisio de Argos, padre de Dánae, consultó al Oráculo de Delfos y recibió una advertencia: su propio nieto sería la causa de su muerte. Temeroso, Acrisio encerró a su hija en una torre de bronce para evitar que tuviera descendencia. Sin embargo, Zeus la visitó transformado en lluvia dorada, y así nació Perseo. Al descubrirlo, Acrisio encerró a madre e hijo en un cofre de madera y los arrojó al mar. El cofre llegó a las costas de la isla de Sérifos, donde el pescador Dictis los encontró y lo crió con cariño.
El rey Polidectes de Sérifos, le tendió una trampa a Perseo cuando llegó a ser adulto y le consignó una misión imposible: capturar la cabeza de Medusa, una de las tres Gorgonas. Pero esta misión se volvió factible gracias a la ayuda de varios dioses. Hermes le proporcionó una espada afilada y Atenea, un escudo pulido como un espejo. Perseo también obtuvo las sandalias aladas de las ninfas, que le permitieron volar, y el casco de invisibilidad de Hades.
Medusa, cuyo rostro convertía en piedra a quien lo mirara, fue vencida por Perseo utilizando su escudo como espejo. Evitó así mirarla directamente y, con un golpe preciso, le cortó la cabeza. De la sangre de Medusa nacieron dos seres poderosos: el caballo alado Pegaso y Crisaor. Perseo empleó la cabeza de Medusa en varias ocasiones posteriores para derrotar a enemigos, consolidando su reputación de héroe invencible.
Después de su hazaña con Medusa, Perseo emprendió su regreso a Sérifos. Durante el trayecto, liberó a Andrómeda. Al rescatarla, Perseo se casó con ella y juntos tuvieron varios hijos. Este linaje, conocido como los Perseidas, estableció el dominio en Micenas, una de las ciudades más influyentes de la época.
De hecho, Perseo fundó Micenas y se convirtió en el primer rey de esta ciudad. La descendencia de Perseo se convirtió en una línea dinástica de gobernantes respetados, que incluía héroes como Heracles. Esta línea de gobernantes dejó una marca indeleble en la historia antigua de Grecia y en el pensamiento de futuras generaciones.
La muerte de Perseo es descrita en diferentes relatos, aunque no hay una única versión definitiva. Según algunas fuentes, Perseo vivió hasta una edad avanzada y murió de forma pacífica, lo cual es inusual para héroes de su época. Sin embargo, existen otras narraciones menos comunes que sugieren un final accidental.
Una versión relata que, como estaba predicho desde su nacimiento, Perseo cumplió la profecía que amenazaba a su abuelo, el rey Acrisio. Al regresar a Argos, ambos se reconciliaron y participaron en unos juegos deportivos en Larisa. Durante la competición, Perseo, sin darse cuenta, lanzó un disco que impactó contra Acrisio y lo mató en el acto, cumpliendo así la predicción que su abuelo intentó evitar desde un principio.
Perseo, devastado por la muerte de su abuelo, decidió no reinar en Argos y, a cambio, intercambió el reino con Megapentes, quien gobernaba en Tirinto, en el Peloponeso. Una versión menos conocida sugiere que Perseo fue asesinado por Megapentes, hijo de Preto, en venganza por la muerte de su padre.
Sin embargo, se sostiene que, en su etapa final, Perseo se estableció en Micenas, donde vivió el resto de su vida como rey y fundador de una dinastía, y donde, según algunos relatos, murió pacíficamente y fue honrado como un héroe local tras su fallecimiento.
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