"Hilas y las ninfas" por John William Waterhouse (1896). Manchester Art Gallery
Entre los muchos héroes que acompañaron a Jasón en la expedición de los Argonautas, se encuentra Hilas, un hermoso efebo cuya desaparición en tierras de Misia dio lugar a uno de los episodios más melancólicos de la travesía. En algunas versiones de su linaje, se le considera hijo de Apolo y una ninfa, lo que explicaría tanto su belleza como el destino que le aguardaba. Su historia nos llega fragmentada a través de autores antiguos como Apolonio de Rodas, Teócrito y Estrabón, quienes relataron su trágico encuentro con las ninfas del agua.
Hilas es descrito como un joven de excepcional hermosura, un favorito de Heracles, quien lo tomó como escudero y compañero de armas. Recordemos que Heracles también forma parte de los Argonautas. Según relata Apolonio de Rodas en sus "Argonáuticas", Hilas formaba parte de la tripulación del Argo, pero durante una escala en Misia fue enviado a buscar agua. Al inclinarse sobre una fuente, las ninfas quedaron prendadas de su belleza y lo arrastraron a su mundo subacuático, sin que nadie pudiera impedirlo. Heracles, desesperado, lo buscó sin descanso, pero la tierra se lo había tragado.
El poeta Teócrito, en su "Idilio XIII", embellece aún más la escena, detallando la atracción irresistible que Hilas ejerció sobre las ninfas. En su versión, el agua se abrió silenciosa, como una amante que se pliega a su deseo, y el joven desapareció sin lucha, atrapado en un abrazo sin retorno. La imagen de Heracles, vagando en la noche llamando su nombre, refuerza la idea de que la pérdida de Hilas no fue solo la desaparición de un compañero, sino la fractura de un vínculo profundo.
Estrabón menciona que en Misia se realizaban rituales en su honor, pues se creía que Hilas no había muerto, sino que vivía eternamente en el reino de las ninfas. Esta creencia en su inmortalidad lo vincula con la tradición de los hijos divinos, aquellos cuya naturaleza semidivina los aleja del destino común de los mortales. Si Hilas era hijo de Apolo, su atracción por el agua podría interpretarse como un retorno a su origen materno, una disolución en la esencia misma de la naturaleza.
Otras versiones lo vinculan como hijo de Tiodamante, un rey de los dríopes. Tiodamante era conocido por su valentía y habilidades como guerrero. Los dríopes eran un antiguo pueblo de Grecia. Originalmente, habitaban en una región montañosa llamada Dríope, que se cree que estaba ubicada en el área del Monte Eta, en Grecia central. Según la mitología, los dríopes fueron expulsados de sus tierras por los dorios y se dispersaron en varias regiones de Grecia. El nombre "Dríope" proviene de la palabra griega "drys", que significa "roble", ya que se decía que los dríopes veneraban a las ninfas de los robles, conocidas como dríades.
La historia de Hilas resuena con el tema recurrente de la juventud arrebatada, del favorito de los dioses o héroes que nunca alcanza la madurez. Su desaparición es un eco del rapto de Ganímedes o de la muerte prematura de Jacinto, todos ellos personajes cuya belleza atrajo tanto a dioses como a desgracias. En Hilas, la tradición de la relación entre Heracles y su joven compañero se entrelaza con la figura de un héroe que nunca regresó, pero que sigue siendo llamado, noche tras noche, por aquellos que no lo olvidan.
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