Entre el 6 y el 10 de octubre, el cielo nos brindará un espectáculo único que entusiasmará a cualquiera que levante la mirada hacia las estrellas: la lluvia de meteoros Dracónidas. Este evento astronómico, que se intensificará alrededor del martes 8 o miércoles 9 de octubre, tiene sus orígenes en la constelación de Draco y debe su nombre a esta imponente figura celeste. Para quienes siguen la espiritualidad dodecateísta y encuentran significado en los cielos, esta es una oportunidad especial para alzar la mirada más allá.
Los meteoros Dracónidas provienen de fragmentos desprendidos del cometa 21P/Giacobini-Zinner. Cada año, en octubre, la Tierra pasa cerca de los restos dejados por este cometa, los cuales entran en la atmósfera a gran velocidad, creando la lluvia de meteoros. Este cometa está actualmente en una órbita cercana a la Tierra, lo que hace de este evento una oportunidad única para observar estas partículas interplanetarias y su paso fugaz.
Si el cielo está despejado, los observadores podrán apreciar hasta diez estrellas fugaces por hora, una frecuencia moderada que permite disfrutar cada destello en calma. A diferencia de otras lluvias que suelen brillar más antes del amanecer, las Dracónidas se ven mejor al atardecer, un hecho que añade un toque mágico mientras el sol se retira y el cielo se oscurece.
La constelación de Draco, cuyo nombre significa "el dragón" en latín, es una de las constelaciones más cercanas a la Osa Menor y a la estrella polar ártica Polaris. Fue catalogada por primera vez por el astrónomo griego Ptolomeo en el siglo II. En el credo ancestral griego, Draco representa a Ladón, el dragón que custodiaba los jardines de las Hespérides, donde crecían las manzanas de oro que otorgaban la inmortalidad. También con otro Ladón que luchó contra la diosa Atenea en la guerra contra los titanes.
Para las creencias nórdicas, la figura del Ladón se relacionaba con Nidhug, un dragón que habitaba en las raíces del Árbol del Mundo y que intentaba destruirlo. Mientras que para las culturas prehispánicas, como los mayas y aztecas, el dragón era una serpiente emplumada, Quetzalcóatl, símbolo de conocimiento y sabiduría.
Para observar las Dracónidas busca un lugar oscuro, aléjate de la contaminación lumínica. No necesitas telescopio, ya que las Dracónidas se ven a simple vista. Ármate de paciencia, no solo de deseos: aunque la frecuencia es baja, con paciencia podrás ver a lo largo de las horas varias estrellas fugaces.
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