I. Origen y significado de la Segunda Adonia
La Adonia es una festividad anual de carácter funerario y simbólico celebrada en honor a Adonis, una divinidad de origen oriental cuyo relato encapsula el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento de la vegetación. Aunque el culto tuvo sus raíces en Fenicia, fue ampliamente adoptado y adaptado en la Grecia clásica, especialmente en Atenas, donde se integró en el calendario religioso oficial. Los ritos representan una despedida ritual y una preparación simbólica para el Más Allá, combinando el lamento por la muerte del dios con la esperanza de su retorno.
II. La procesión a la necrópolis y el simbolismo de la granada
El rito comienza con un brindis fúnebre a base de zumo de granada mezclado con ratafía -un licor de hierbas que evoca antiguas preparaciones medicinales-. Este brebaje se consume de un solo trago, simbolizando la aceptación de la muerte y el paso al Inframundo.
La granada, como vimos recientemente y así lo atestiguan los Himnos Homéricos, posee una profunda conexión con el Reino de los Muertos, dado que fue el fruto que Perséfone consumió, condenándola a pasar una parte del año en el Hades.
Tras el brindis, los participantes se dirigen a la necrópolis portando una granada entera, que luego arrojarán desde un montículo, muro o barranco. Este gesto evocaba antiguas ofrendas a los muertos y sacrificios. Como describe Heródoto en sus "Historias", la decoración de tumbas con ramas y frutos era una práctica común, y la granada servía aquí como una reserva simbólica de alimento y esperanza de prosperidad para el difunto en el más allá. Por ello, es una forma de representar una garantía de nuestro sustento en el Hades.
III. Los rituales domésticos: La luz guía y la purificación
A su regreso al hogar, los celebrantes llevan a cabo dos rituales clave de carácter íntimo y protector. En primer lugar, se encienden velas pequeñas y discretas. En la filosofía y la religión griegas, la luz era un símbolo del alma y su viaje. Platón, en su diálogo Fedón, asocia la luz con la trascendencia del alma, y estas velas trazaban un "camino de almas", guiando a los espíritus hacia su descanso, de manera similar al uso de lámparas de aceite en los Misterios de Eleusis.
En segundo lugar, se cuidaba con esmero una planta de menta. Esta hierba, según recoge Ateneo en "Deipnosophistae", tenía propiedades purificadoras y estaba ligada a rituales funerarios -Taphē- y a Perséfone. Su cultivo en este contexto es un reconocimiento a la inocencia castigada de Métis.
IV. Clausura del altar y renovación del Ciclo Anual
El final de la Adonia estaba marcado por el desmantelamiento del altar doméstico. Cada elemento -velas, piedras, figuras- es guardado cuidadosamente, un gesto que señala el cierre solemne del ciclo religioso anual. Este acto encuentra un paralelo en el katadesmos o encantamiento de clausura mencionado por Plutarco en "Sobre Isis y Osiris", utilizado en cultos privados para atar o concluir un periodo ritual.
Al guardar los objetos sagrados, se despide el año litúrgico dentro de la tradición dodecateísta, manteniendo la armonía con el orden natural.
Χαῖρε καὶ εὐδαιμονεῖν.
Este es el momento del adiós. Espero reencontrarnos en el próximo plenilunio de enero para celebrar a

Comentarios
Publicar un comentario