Como ya sabemos, Nicteo y su hermano Lico aparecen en la tradición tebana como gobernantes, aunque no pertenecían a la línea directa de Cadmo. Se dice que fueron corregentes de Tebas después de la muerte de Polidoro, actuando como regentes hasta que su hijo Lábdaco tuviera edad para gobernar.
Las genealogías sobre su origen varían, Pausanias menciona que Nicteo y Lico eran hijos de Hirieo y la ninfa Clonia. Sin embargo, Apolodoro menciona que eran hijos de Poseidón y la Pléyade Celeno. Por último, otras fuentes los vinculan con los espartos, diciendo que eran hijos de Ctonio, uno de los guerreros nacidos de los dientes del dragón de Ares.
Durante su gobierno, su autoridad se consolidó, pero su vida estuvo marcada por conflictos familiares y el destino de sus hijas, Antíope y Nicteide. Nicteide fue esposa de Polidoro y madre de Lábdaco, lo que vincula a Nicteo con la casa real de Tebas.
Mientras que Antíope fue una de las mujeres más célebres de Tebas. Su belleza atrajo la atención de Zeus, quien se unió a ella. Temiendo la ira de su padre, Antíope huyó de Tebas y tuvo a dos gemelos: Anfión y Zeto.
La prófuga encontró refugio en Sición, donde se casó con el rey Épopeo. Nicteo, al enterarse de la huida y del matrimonio de su hija con un extranjero, sintió que su honor había sido mancillado. Decidió castigarla y reunió un ejército para marchar contra Sición.
El enfrentamiento fue desastroso para Nicteo, quien resultó herido de gravedad en la batalla. Antes de morir a causa de las heridas recibidas en combate, confió su venganza a su hermano Lico, encargándole recuperar a Antíope y castigar a Épopeo.
La muerte de Nicteo también tiene variaciones en las fuentes y la versión de Apolodoro en su "Biblioteca" dice que marchó contra Sición con un ejército, resultó herido en la batalla y, en su agonía, se suicidó, encargándole a su hermano Lico que vengara su afrenta.
Lico cumplió su promesa: invadió Sición, mató a Épopeo y llevó a Antíope de regreso a Tebas. En el camino, Lico abandonó a sus sobrinos Anfión y Zeto en el monte, donde los niños fueron encontrados y criados por pastores.
Anfión era conocido por su habilidad musical y su talento para tocar la lira. Según las fuentes, podía mover piedras con su música, lo que le permitió ayudar a construir las murallas de Tebas. Anfión se casó con Níobe, hija de Tántalo, y tuvo numerosa descendencia, aunque toda su prole pereció trágicamente a manos de Apolo y Artemisa.
Zeto, por otro lado, era conocido por su fuerza y habilidades en labores manuales, como la ganadería. Zeto se casó con Tebe, de quien recibe nombre la ciudad de Tebas, y tuvo una hija llamada Neis.
Ambos hermanos fueron correyes de Tebas y son recordados por su contribución a la construcción de la ciudad y su valentía en la guerra de los Siete contra Tebas.
El retorno de Lico a Tebas no significó el final de las desgracias. Lico, siguiendo el deseo de su hermano, entregó a Antíope a su esposa Dirce, quien la trató con extrema crueldad. La sometió a años de tormentos hasta que finalmente Antíope logró escapar y encontró refugio en el monte Citerón. El mismo monte que vio al hijo de Autónoe, Acteón, morir transformado en un ciervo por la ira de Artemisa y a Ágave descuartizar a su propio hijo, Penteo por intervención de Dioniso. Allí, se reunió con sus hijos, Anfión y Zeto, quienes, al descubrir el sufrimiento de su madre, tomaron venganza: mataron a Lico y ajusticiaron a Dirce atándola a un toro, castigándola de la misma forma en que ella había atormentado a Antíope. Después de derrocar a Lico, los gemelos se convirtieron en correyes de Tebas y construyeron las murallas de la ciudad.
Así, la historia de Nicteo quedó entrelazada con la de sus hijas y con la cadena de desgracias que marcó a Tebas. Su muerte, consecuencia de su intento de recuperar el honor familiar, selló el destino de Antíope y abrió el camino para el ascenso de sus nietos, quienes nunca conocieron el amor ni la bondad de manos de su abuelo Nicteo.
Comentarios
Publicar un comentario