Antiguamente el fin del invierno y el principio del verano era el 6 de marzo, la salida vespertina de la estrella Arturo. Curiosamente, suele ser la semana más fría en las costas del mar Balear, las ciudades se visten de nieve antes de que el sol de primavera haga su entrada.
Los cerezos ya están en flor y las margaritas menores (Bellis perennis) ya alfombran las zonas verdes menos pobladas de los parques.
Las fuerzas de la natura salen lentamente en letargo, el 21 de marzo, celebraremos el encuentro de Deméter con su amada hija, la que vuelve de las entrañas de la tierra, como una flor se se nutre de su raíz.
Mientras tanto, entre el 6 y el 21 de marzo, en esta franja de tiempo solar, los días se van alargando en el hemisferio norte y es posible que algún chaparrón ayude a que el milagro del encuentro madre-hija sea aún más verde.
En la Antigüedad, la primavera era conocida como el "primer verano", así lo atestigua Plinio, el viejo. Por lo que sólo se concebía la existencia de tres estaciones.
La estrella Arturo, sin embargo, sale hoy prácticamente en la misma franja horaria vespertina que hace dos mil años. La primavera astronómica no defrauda.
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