Semana de lluevias. Finalmente, el mes de Zeus, el “amontonador de nubes”.
ha llegado.
Una de las teorías del origen de la vida, ha señalado que
las moléculas inorgánicas simples gracias a la energía de los rayos de una
tormenta, pudieron formar las primeras unidades estructurales: aminoácidos y
nucleótidos.
Zeus es el dios de los dioses y, por descontado, el origen.
Pero ¿de qué?
De ser el copero de los dioses pasó a ser quien ordenó el
cosmos. Es el eslabón final de la cadena, Urano-Cronos-Zeus. La pelea por el dominio
y el control entre fuerzas primogénitas temerosas de perder el poder y nuevas
fuerzas emergentes, acaba en un equilibrio cósmico que orquesta el señor
celestial.
¿Cómo logró este equilibrio? Pues Hesíodo nos narra que fue
en la titanomaquia y gracias a la asistencia de los Olímpicos.
El plenilunio de Zeus debe coincidir con el mes de las
lluvias de tu localidad, de haberlo, claro está. Recoger el agua de lluvia en
un cuenco -no beberla- arranca el ceremonial del mes. De no llover en la noche
del plenilunio, la celebración se retrasa hasta la primera lluvia.
Descubrir la identidad de Zeus en el panteón no siempre
resulta sencillo. Hesíodo lo retrata como el “padre de dioses y hombres”, pero
eso no significa que nos proteja a todos...
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