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Fordicidia

La Fordicidia era un sacrificio que se celebraba cada año el 15 de abril, en la época republicana y durante el Imperio Romano. Este ritual formaba parte de las festividades relacionadas con la agricultura y la fertilidad, muy importantes en una sociedad eminentemente rural como la romana.

Durante la Fordicidia, se sacrificaba una vaca preñada, y se creía que este sacrificio ayudaba a proteger la fertilidad de los campos y a asegurar una cosecha abundante. El ritual estaba relacionado principalmente con Tellus, la diosa romana de la tierra y la fertilidad. Este sacrificio de la vaca preñada se hacía con el fin de pedirle a diosa la protección de los cultivos y la prosperidad de las cosechas. Tellus, como divinidad vinculada a la tierra, era vista como la fuerza primordial que aseguraba la fertilidad del suelo y, por ende, la prosperidad agrícola. Una deidad cuyas características nos remite a Deméter.

Por otro lado, Pales era una diosa relacionada con los pastores, los rebaños y la protección de los animales, especialmente los ganados. La Parilia, que se celebraba el 21 de abril, era una festividad dedicada a Pales, con el propósito de purificar y proteger los rebaños y pastores. Aunque ambas celebraciones tienen vínculos con la tierra y la naturaleza, la Fordicidia estaba más asociada con la tierra cultivada y la fertilidad del suelo, mientras que la Parilia tenía un enfoque más pastoral y ganadero.

La Fordicidia en particular tenía un carácter simbólico de "purificación" y de propiciación hacia los dioses para evitar que las cosechas se vieran afectadas por plagas o calamidades. El sacrificio de la vaca preñada era un acto cargado de simbolismo, y estaba a cargo de los pontífices, los sacerdotes encargados de los ritos oficiales. Se consideraba que a través de la muerte de esta vaca, los campos se purificaban y se aseguraba que las fuerzas de la naturaleza estuvieran de parte de los romanos para la siembra y cosecha de ese año.

El hecho de que el sacrificio se realizara en el mes de abril tiene una explicación: es un periodo clave para el ciclo agrícola, justo antes de la siembra en muchas regiones del Imperio Romano. La Fordicidia, por tanto, tenía un fuerte componente agrícola, social y religioso, ya que además de garantizar la prosperidad en los campos, también reunía a la comunidad en torno a prácticas de fertilidad y abundancia.

Con el paso del tiempo y el cambio de los valores en la sociedad romana, así como con la expansión del cristianismo y la gradual desaparición de los cultos tradicionales, rituales como la Fordicidia fueron cayendo en desuso. La fiesta perdió fuerza en el siglo IV, aunque durante varios siglos fue una de las más importantes dentro del calendario religioso romano.

Para los dodecateístas actuales, es la última fiesta en honor a Deméter, en la que mostramos nuestra gratitud sacrificando una vaca. Para ello, rellenamos de dulces -gominolas, cacahuetes cubiertos de chocolate, mini-barritas y caramelos- una vaca de cerámica. Se la ofrendaremos a nuestros seres más cercanos con el objetivo de que ellos la estrellen y accedan gustosos al contenido. Es prudente envolver el contenido en una bolsa para que los pequeños trozos de cerámica no queden adheridos al chocolate

El dulce sacrificio se vive con alegría en nuestro entorno y da fin a la Fordicidia. La vaca cerámica representa las reses preñadas que en la antigüedad se solían sacrificar en honor a la antigua diosa de la fertilidad romana. La similitud entre Tellus y “la de la inmensa corona” nos permite establecer un paralelismo lógico. 

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