En la última fiesta en honor a Deméter enseñamos nuestra
gratitud sacrificando una vaca. Para ello, rellenamos de dulces -gominolas,
cacahuetes cubiertos de chocolate, mini-barritas y caramelos) una vaca de cerámica.
Se la(s) ofrendaremos a nuestros seres más cercanos con el objetivo de que
ellos la estrellen y accedan gustosos al contenido. Es de cautos envolver el
contenido en una bolsa para que los pequeños trozos de cerámica no queden
adheridos al chocolate.
El dulce sacrificio se vive con alegría en nuestro entorno y
da fin a la Fordicidia. La vaca cerámica representa las reses preñada que en la
antigüedad se solían sacrificar en honor a la antigua diosa de la fertilidad
romana. La similitud entre Tellus y “la de la inmensa corona” nos parece establecer
un paralelismo lógico.
Es una fiesta que coincide astronomicamente con la
celebración del punto de intersección del tránsito solar en el analema. Sin
duda, el ciclo “pequeño” que dibuja el sol del 15 de abril hasta el 1 de septiembre
marca los días más largos y calurosos del año en el hemisferio norte.
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