Hefesto. La
naturaleza del fuego “purifica y consume” por igual, formando un ciclo de creatividad
y destrucción incombustible. Voraz, inmisericorde, dinámico y vivo. La
dominación del fuego nos distingue de cualquier animal.
La primera fiesta solar consiste en dos partes de una misma naturaleza: la
hoguera y el ritual de purificación. Ambos nos permiten iniciar el año limpios,
listos para dejar la pesadez de los acontecimientos, errores y dolores atrás.
La hoguera. Se puede
hacer una hoguera quemando simbólicamente lo que queremos dejar atrás,
representarlo en objetos -o en una simple hoja de papel- y entregarlos al fuego.
La función de la hoguera no es “destruir”
a nada ni a nadie, sino celebrar a Hefesto
entre nosotros para que el hoy perdure sobre el ayer y nos ilumine. Se puede
guardar una llama ceremonial en un quinqué o lámpara de aceite y utilizar la
misma a lo largo de todo el ritual.
Previo a la hoguera, utilizamos cera de abeja o aloe vera directamente de
la hoja para cubrir el rostro. Cuando ya sólo quedan cenizas y la cera se ha
vuelto líquida sobre la frente por el calor, procedemos al ritual de
purificación.
El ritual de
purificación. Consiste en tomar un baño -o duchas- de aguas calientes o termales. Inicialmente comenzamos cubriendo con arcilla verde
cada zona de nuestro cuerpo, exfoliamos cuidadosamente la piel y volvemos al
agua. La exfoliación también puede realizarse en un baño de vapor. Luego de enjuagar a fondo, nos cubrimos el cuerpo de jabón ceremonial. Este jabon es de uso único y exclusivo para esta fiesta. Nos
dedicamos con afán al aseo del cuerpo y de la mente dado que ese es el objetivo
del día.
Otras formas de limpieza: enemas, dietas o ungüentos, también pueden ser apropiadas,
pero no son imprescindibles. Es crucial que cada uno de nosotros formule el ritual
dotándolo plenamente de significado y estructurándolo sobre el fuego. No hay
una única forma de hacer esto, pero sí un elemento común: Hefesto.
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