Celebrando a Atenea y Poseidón
Sentados en la orilla, lentamente se fueron desnudando una vez que los rayos del sol desaparecieron. Corre el mes de agosto y el calor de la canícula hace del asfalto un magma abrasador.
En nombre de Atenea, untaron todo su cuerpo, hasta el último rincón, de aceite de oliva virgen. Un regalo que la diosa dispensó a la Humanidad. Y en el preciso momento en el que salía la luna llena, se pusieron de pie y avanzaron hacia el mar.
Invocando a Poseidón y Atenea, los tiempos en los que ambos dioses disputaban su dominio por Atenas parecían, ahora, lejanos. Atenea tenía un epíteto diferente en cada polis, todos ellos toponímicos.
Hoy los dos dioses representan dos mares distintos: el externo y el interno.
Por externo, sírvete de las extensas aguas del mar y el dominio de los océanos que envuelven toda la esfera y dominan el clima y la vida. Y por interno contempla la esfera de la mente y las mareas internas, que cobijan al pensamiento, al conocimiento y constituyen la psiquis.
Ambas aguas han de estar serenas si quieres sobrevivir a este viaje. Y así, consagrada a Atenea y Poseidón, la noche arranca con una luna que se refleja en sus pupilas y en cada ola del mar.
Agosto entre el mar y el olivo
En el crisol del verano, cuando el Mediterráneo resplandece azul turquesa bajo el sol y las ciudades costeras se sumen en un extraño bullicio estival, ElRevisto se sumerge en las profundidades del mar y asciende a las alturas de la Acrópolis para rendir homenaje a dos de las deidades más complejas y poderosas del panteón olímpico: Poseidón y Atenea.
Este mes no sólo es una exploración del pasado. A través de artículos como “Los templos a Atenea y Poseidón en la actualidad” o “De Poseidón a San Nicolás”, te invitamos a rastrear la pervivencia y transformación simbólica de ambos dioses hasta el presente y la reinterpretación cultural de los arquetipos.
Navega con nosotros durante este mes por este ciclo temático con la mente abierta, la mirada profunda y el corazón dispuesto. Porque, como en todo buen relato griego, nada es lo que parece.
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