Uno de sus primeros grandes logros fue unirse a la expedición de los Argonautas, liderada por Jasón, en busca del Vellocino de Oro. Castor y Pólux mostraron su valentía en numerosas ocasiones durante este viaje. Se cuenta, por ejemplo, que durante una terrible tormenta en alta mar, los gemelos fueron capaces de calmar los vientos y guiar a la tripulación a salvo. Según relata Apolonio de Rodas en Las Argonáuticas, se pensaba que tenían el don de proteger a los marineros, y por ello fueron adoptados como los patronos de los navegantes. Se les atribuía la capacidad de conjurar luces protectoras que aparecían sobre los mástiles de las naves en medio de tormentas, conocidas como "fuegos de San Telmo" en la tradición moderna.
Otra de sus hazañas más notables fue el rescate de su hermana Helena, raptada por Teseo, rey de Atenas. Castor y Pólux, enfurecidos por el secuestro, lanzaron un ataque contra Atenas y, tras liberar a Helena, tomaron como rehenes a Etra y a Esio, madre y hermano de Teseo, respectivamente. Este acto fue visto como un símbolo de su inquebrantable lealtad hacia su familia, y contribuyó a consolidar su fama como héroes protectores de la justicia y del honor familiar.
La historia de Castor y Pólux, sin embargo, culmina en una tragedia que resalta la fuerza de su vínculo fraternal. En una disputa con sus primos Idas y Linceo por el reparto de un rebaño de ganado, Castor fue herido mortalmente por Idas. Pólux, quien presenció la muerte de su hermano, fue incapaz de aceptar la pérdida. Desesperado, clamó al padre de los dioses, Zeus, y le suplicó que le permitiera compartir su inmortalidad con Castor, de modo que pudieran estar juntos, incluso en la muerte.Movido por la devoción de Pólux, Zeus accedió a su deseo y les ofreció una vida compartida entre el Olimpo y el Hades, permitiéndoles alternar su existencia entre el mundo de los dioses y el más allá. Cada día, uno de los hermanos vivía en el Olimpo mientras el otro se encontraba en el Hades, y al siguiente intercambiaban lugares. Este sacrificio los unió en una dualidad eterna, simbolizando el amor fraternal que supera incluso las fronteras de la muerte.
Zeus quiso honrar el sacrificio y amor de los hermanos colocándolos en el firmamento como la constelación de Géminis. Esta constelación, visible en los cielos nocturnos, representa la inmortalidad de su vínculo y se considera un símbolo de hermandad y lealtad inquebrantable. De hecho, numerosos textos antiguos, como los de Virgilio en su obra Geórgicas, citan a los gemelos como guías de los navegantes y protectores celestiales. Para muchos, mirar hacia las estrellas de Géminis es recordar la promesa que los hermanos hicieron de nunca separarse, ni siquiera en la muerte.
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